José Miguel Cobián
Imagina que recibes una llamada telefónica, que te dice que alguien está utilizando tu tarjeta de crédito en otro estado del país. Quién te llama, te dice que está llamando de tu banco, y no te pide ninguna información, salvo que le confirmes que sí eres tú, o no eres tú, la persona que está realizando esa compra.
Quién te llama, además de dar su nombre, explica que no es una compra de las que el algoritmo del banco tiene registradas como comunes con tu tarjeta. Y si es un poco tonto, te va a decir también que, esa compra la están facturando a nombre de un tercero, que obviamente no eres tú.
Una vez que le confirmas que no está tu realizando la compra, te informa que a partir de ese momento quedará bloqueado tu acceso a tu sistema móvil de acceso al banco. Y te solicita que verifiques que estás bloqueado.
Tú le pides que te llame en un minuto, o lo mantienes en la línea, y sí, resulta que al verificar si puedes entrar a la aplicación móvil de tu tarjeta de crédito, no puedes hacerlo, el sistema te avisa que estás bloqueado.
Le confirmas a la persona que te llama, que tienes bloqueado el acceso a tu aplicación móvil y además, le agradeces que hubieran evitado la compra fraudulenta con tu tarjeta de crédito.
Estás eufórico, muy contento y además, agradecido a quién te llama, pues te ahorró un problema. Y entonces, esa misma persona que recibe tu agradecimiento, te dice que si gustas, puedes desbloquear tu aplicación y que él con todo gusto te ayudará.
Te pide algunos datos, que no son delicados, como confirmar tu código postal o alguna otra tontería, y de repente, te dice que para confirmar que eres tú el propietario de la cuenta, te van a mandar un código numérico. Que apenas te llegue, se lo proporciones.
En el momento en que lo haces, controlan tu whats app, y con mala suerte, hasta tu línea telefónica.
¿Qué hicieron? ¿Cómo lo hicieron? Y ¿Cuáles fueron los focos rojos?
Tres puntos para darte confianza son: Tienen tu número de teléfono, tienen también tu número de tarjeta de crédito, y bloquearon tu aplicación móvil.
Los primeros dos datos, son fáciles de conseguir, tu número de teléfono circula en el mercado negro, igual que el número de tu tarjeta de crédito, la cual una vez que pagaste en un lugar con ella, ya es de libre circulación en el mundo de los malandrines.
¿Cómo bloquearon tu aplicación móvil? Muy fácil, un minuto antes de llamarte, intentan entrar vía internet al URL (dirección) del banco, proporcionando tu número de tarjeta, con lo cual, al no conocer tu clave de acceso, lo único que logran, con sus repetidos intentos, es bloquear tu acceso a la aplicación.
El banco tarda aproximadamente tres minutos en enviarte el correo electrónico mediante el cual te informan que está bloqueada tu aplicación, tanto móvil como la de uso por computadora, así que antes de que te llegue el correo, ellos ya te están llamando, asegurándose así que, aunque revises tu correo cada vez que te llega, en este momento, ocupado atendiendo el teléfono no podrás revisarlo. E incluso, si lo revisas, sólo sirve para confirmar que te bloquearon el acceso, ya que no conoces los detalles o razones por las cuales fuiste bloqueado.
Los focos rojos inician cuando te dicen que una compra llama la atención del centro de prevención de fraudes, o como ellos le quieran llamar. Resulta absurdo que a un emisor de tarjeta de crédito le preocupe en que gastas tu dinero, salvo que sean movimientos sospechosos.
De ahí, puedes desesperar al pobre timador, si le sigues el juego, pero jamás le proporcionas los números correctos, simplemente lo dejas hablar, y continúas hasta que se desespere. Si me llama en un momento en que estoy aburrido, eso hago, y me entretengo un rato.
Es muy divertido ver que te piden el código que recibiste, y cada vez que lo proporcionas, después de no entender dónde y cómo lo vas a recibir, y que el pobre timador te tuvo casi que llevar de la mano a dónde te lo enviaron. Y si luego de eso, lees mal los números y te los manda en repetidas ocasiones, resulta aún más divertido.
Los timadores no son criminales peligrosos, solo son criminales inteligentes, así que no hay que asustarse ni ponerse nervioso. Puedes disfrutar de tomarles el pelo. Pero siempre tienes que estar atento a que no te agarren en tus cinco minutos de menso, porque de ser así, se van a apropiar de alguna de tus cuentas, ya sea de redes sociales o teléfono.
Al ser un delito de muy bajo impacto, los riesgos para el timador son mínimos. Ninguna autoridad va a dedicar tiempo y recursos escasos para localizarlo, ya que en caso de atraparlo, la pena es muy menor.
Cuidado con los timadores.
Elbaldondecobian@gmail.com @jmcmex.