Jorge Arturo Rodríguez
Honestos, honestos, honestos…
Nota importante: me solidarizo con el periodista y amigo Salvador Muñoz por las agresiones físicas y verbales que ha sufrido de parte de un tal Aldo N., así como del hackeo a su página web y redes sociales. Me uno a su denuncia para que las autoridades correspondientes actúen de inmediato y esclarezcan los hechos ocurridos. Por la integridad física y mental de Salvador y su familia, y claro, por la vida de sus canes. Abrazos, amigo.
Aperitivo 1: “En México es más fácil ser delincuente que ambientalista”. (Víctor Rosales, fundador de la ONG Aak Mahahual). Sí, fácil y sin problemas…
Aperitivo 2: “En medio de un clima de incertidumbre y desafíos de seguridad, Omar García Harfuch, secretario de seguridad de México, ha decidido hacer un acercamiento más personal a la problemática que enfrenta la ciudad de Culiacán, Sinaloa. En compañía del General Trevilla, titular de la Secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA), Harfuch ha recorrido las calles de esta ciudad, reafirmando su compromiso de garantizar la seguridad de los ciudadanos.” (blancoynegro.mx, 08/10/2024). Pos así, con protección, guaruras, carros blindados y etc., hasta yo camino por las calles, sea donde sea. ¿Cuál violencia?
¿Qué es un minuto de silencio por el fallecimiento de tal o cual persona, ante las horas, los días, los meses, los años que sobrevivimos en un mundo severo, agrietado de miedos por lo que ocurre y discurre, yéndonos a la deriva? Desde luego, el asunto no es grave para quienes no padecen siquiera contratiempos, sino todo lo contrario, disfrutan una vida de “No pasa nada”. Hasta que no nos llegue el agua al cuello, que siga la fiesta.
Cierto, México es un país fuerte y aún tenemos suficientes, harta riqueza para que sigamos jodiéndonos los unos a los otros.
Alegro mi corazón, sí, pero me angustian los “prójimos” que no tienen ni donde caer muertos. Vivir en el país de las maravillas o en un cuento de terror. Lo mejor, a lo mejor, es quedarnos callados, nomás milando… ¿O quizás…? Ustedes deciden.
Entretanto, dejemos de quejarnos, porque tenemos un lindo país. Ojalá no se nos vaya de las manos.
Leí hace unos años lo siguiente: “Lo fácil es darle poder y recursos a las fuerzas armadas; lo difícil va a ser quitárselos. Guarden este tuit. (@carlosbravoreg)”. Ahí la tienen.
Bueno, les comparto: “Me gustaría saber la causa política por la que marchan las hormigas. (@mareoflores)”. Quien entendió, entendió.
Mientras tanto, en el libro Cuentos por la democracia (Del Instituto Electoral y de Participación Ciudadana de Tabasco), leí el cuento “Votación en el fondo del mar”, de la niña de 10 años Fátima Monserrat Montejo Gerónimo.
“Había una vez un conflicto porque no podían ponerse de acuerdo los animales del mar para elegir al rey, entonces se le ocurrió a un pececito que se podría elegir por votación, todos los animales estuvieron de acuerdo, elaboraron unas urnas de almeja donde los peces depositarían sus votos. Los participantes fueron: la ballena, el delfín, un animal muy extraño en el fondo del mar, la sirena, pero apareció un pulpo tramposo y dijo que él podría ser mejor rey; porque él era el único que tenía ocho brazos más que todos ellos y le permitiría hacer más cosas que los participantes y que era la mejor opción, ofreciendo hasta lo que no tenía sentido, los animales se dieron cuenta de su trampa y que era presumido y prepotente. Todos decidieron votar por cada participante, resultando ser ganador la sirena quedando el pulpo muy enojado porque a pesar de sus muchos brazos no consiguió nada porque los demás animales eran demasiados honestos para caer en su juego y dando como resultado una armoniosa elección donde todos quedaron satisfechos en medio de una gran fiesta.”
Honestos, honestos, honestos… “Ni tanto que queme al santo ni tanto que no lo alumbre”, dicen.
Los días y los temas
Y mientras el mundo gira -pos no pasa nada, la vida sigue-, dice Hiroshi Takahashi que la crisis del agua en México se nos olvidó con las lluvias, y agrega: “La crisis del agua en México no puede resolverse buscando culpables.” He ahí el detalle, chato. Y el genial Henry David Thoreau, en el libro Una vida sin principios, expresa: “Si un hombre se adentra en la naturaleza con la intención de admirar el paisaje, es un soñador. Si un hombre se adentra en la naturaleza con la intención de sacar provecho de ella, se convierte en un estimado y emprendedor ciudadano.”
Ahí se las dejo.
De cinismo y anexas
Lo he visto y esta pandemia es terrible: “Hoy una abuelita me ha ayudado a cruzar la calle mientras yo tuiteaba. (@retrasco).”
Hasta la próxima.