El Baldón: Explicando la reforma a las afores y el fondo de pensiones para el bienestar.
José Miguel Cobián
En tiempos de elecciones, quién podría negarse a escuchar y aplaudir la genial idea de que la pensión mínima con la cual se jubile cada mexicano, sea de algo más de 16,700 pesos al mes. ¡Nadie! Y con eso, Morena ha engañado a muchos mexicanos, ilusionados que no han entendido que el diablo está en los detalles.
Quién eso escribe, tuvo la oportunidad de asistir a alguna sesión de comisión de hacienda, cuando se estaba creando el Sistema del Seguro de Ahorro para el Retiro, y tuve la suerte de ser escuchado por los diputados, tratando de explicarles que el porcentaje de ahorro que se establecía en la propuesta de ley era absurdo, no serviría para garantizar una pensión digna a los trabajadores.
La idea de la propuesta planteada por el presidente López Obrador, de entrada, suena bien. El problema de siempre es conocer cómo se van a financiar los diferenciales. Ya que en la propuesta está que si una persona va a recibir una pensión menor a $16,700.00, el diferencial, vendrá de ese fondo de pensiones para el bienestar.
El primer problema que surge es cuando se afirma que ese fondo será financiado por las utilidades del tren maya, y del aeropuerto Felipe Ángeles. Todos los análisis financieros existentes, incluidos los del propio gobierno, establecen que no tendrán utilidades en los próximos años. Algunos afirman que a partir de 2030 serán autofinanciables otros que a partir de 2050, y otros estudios indican que jamás tendrán utilidades.
Suponiendo que algún día lleguen a tener utilidades esos proyectos, debemos recordar que el destino de dichas utilidades se estableció que será para financiar a los fondos de ejército nacional. Por lo tanto, no se pueden usar los mismos fondos para dos cuestiones diferentes, lo que nos hace descartar esa fuente de financiamiento.
Nos queda la idea que se plantea de utilizar los fondos de cuentas inactivas actualmente en el sistema de ahorro para el retiro, de cuentahabientes de 70 años o más. Como está planteada la reforma, automáticamente las cuentas inactivas de propietarios de 70 años o más, se transferirán a el fondo de pensiones para el bienestar.
Si entendemos que los fondos que cada trabajador tiene en sus afores, son propiedad del trabajador, pues funcionan como una cuenta en un banco. Disponer de un dinero que no tuyo, se denomina robo. Por lo tanto, la ley propuesta busca robarse los recursos de los trabajadores o de sus herederos, para financiar las pensiones de otros trabajadores.
El dinero que tienes en una cuenta bancaria es tuyo, y si te mueres, es de tus herederos. Hay 40,000 millones de pesos de cuentas inactivas. A eso quiere hincarle el diente el gobierno de Morena. Una solución mucho más ética, hubiera sido buscar a los beneficiarios o a sus herederos y entregarles sus recursos. Pero eso no se plantea. Solo robarse el dinero para utilizarlo en el fondo de pensiones.
En segundo lugar, el siguiente problema es que no hay ningún cálculo actuarial que defina los requerimientos económicos de dicho fondo, por lo menos de la fecha actual hasta fines del presente siglo. Como sabemos que la pirámide poblacional poco a poco se está invirtiendo, y cada vez hay más personas mayores de 65 años en relación al total de la población mexicana, sabemos también que el número de jubilados irá creciendo con el tiempo. La propuesta de ley no establece ningún mecanismo real de financiamiento de dicho fondo. Suena exclusivamente a ocurrencia, sin un análisis serio de cómo lograr los objetivos previstos.
Como dato adicional vale la pena señalar que este año el gobierno de México tiene un déficit de dos billones de pesos, que es similar al importe a pagar por pensiones en este mismo 2024. Esto implica que por lo menos en 2024 y 2025 las pensiones se pagarán con deuda, pero la capacidad del país para endeudarse está llegando a su límite. Una vez que ese límite se alcance, no hay mecanismo de ningún tipo, para continuar financiando las pensiones.
En conclusión, la puesta en marcha del proyecto, la aprobación de la ley, y su difusión generalizada, tienen una finalidad electorera. Veamos, se robarían cuarenta mil millones de pesos de pensionados no localizados, $40,000´000,000.00. Pero nada más este año para pagar las pensiones sin elevarlas hasta el límite de $16,700.00 se han tenido que desembolsar dos billones de pesos: $2´000,000´000,000.00. Incluso si se añadieran los $64, 619 millones de pesos que dijo el presidente formarían parte del capital inicial, en un año se acaban esos recursos… ¿Y después. Nadie sabe de dónde saldría el resto del dinero.
Todo apunta a que el presidente le diría a su base, que él dejó las reglas, pero que los siguientes gobiernos echaron para atrás su proyecto, aun cuando él mismo sabe que no es viable. Volvemos a los tiempos de la demagogia, del atole con el dedo a los votantes. Engañarlos para que voten, y luego desencantarlos, ante la imposibilidad real de llevar a cabo la propuesta ofrecida.
Ni modo, es el México en el que nos tocó vivir. El 2 de junio sal a votar. Por quién quieras, pero sal a votar.
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