José Miguel Cobián
Tuve la suerte de que me invitaran a un chat donde hay simpatizantes de Morena y simpatizantes de la oposición, lo cual vino a animar las últimas semanas de las campañas. Harto y aburrido ya estaba de los chats endogámicos donde todo mundo comparte mil mensajes cada 24 horas, para convencer a todos los del grupo, que ya están convencidos, precisamente de lo que están convencidos.
Había por allí algún otro grupo de discusión donde tres o cuatro personas defendían las políticas de AMLO, pero sin el mínimo razonamiento, simplemente emitían descalificaciones ad hominem, y jamás pudieron probar que su simpatía iba más allá de la venganza y el rencor que generaron algunos actos de políticos, cuando los rencorosos militaban en el PAN.
En fin, para mí ha sido un privilegio y una oportunidad poder entender las razones por las cuales algunas personas simpatizan con Morena, y también las razones de la enorme antipatía que ha generado su estilo de gobierno en otros grupos de ciudadanos.
Por ejemplo, si yo considero que el crecimiento económico del país es prioritario, me indigna la falta de inversión en transmisión de electricidad durante este sexenio. Pero no sólo eso, sino que por ideología y creencias, dañen a tantos mexicanos, ya que los cortes de energía, es decir, los apagones, han venido a demostrar que no alcanza la producción de electricidad para atender la demanda de energía eléctrica.
En un año la demanda creció un 11% considerando 2023-2024 mayo. Y todavía no llegamos a la temporada en que llega a su pico máximo la demanda. México produce alrededor de 43 millones de Gigawatts, pero en su pico, la demanda va a llegar a 51 millones de Gigawatts. Tenemos un déficit de 8 millones de Gigawatts que nos van a llevar a sufrir apagones programados en los próximos meses. Considerando que además de eso, tenemos alrededor de 30,000 proyectos de generación de electricidad por parte de empresas privadas, que no han podido prosperar por falta de permiso. Llego a la conclusión de que los mexicanos vamos a sufrir apagones por ideología, a pesar de poder evitarlos. Y cuando se dice ideología se entiende que porque el presidente así lo decidió.
Cuando le explicas eso a un amlover, hay varias posibles respuestas, desde acusar a gobiernos anteriores, (rara vez al peñato), o decir que seis años son muy pocos para componer lo descompuesto, e incluso algunos que reconocen que es verdad, pero consideran que al presidente no le dio tiempo de invertir en Transmisión, y consideran que no sería correcto que empresas privadas produzcan electricidad, por lo que los apagones son mejores.
Pero a cambio me recuerdan que ahora circula más dinero. Algunos en su ingenuidad piensan que el gobierno está repartiendo utilidades que otros gobiernos no repartían. Otros simplemente consideran un gran acierto los programas sociales, y la liquidez que generan en la economía nacional. Si uno menciona que se reciben 63,000 millones de dólares de remesas cada año, que representan casi el 3% del producto interno bruto, y que esa derrama es la que en realidad genera la liquidez de la economía e incluso la tendencia en la balanza de pagos que lleva como consecuencia un tipo de cambio muy favorable al peso mexicano, simplemente o no se entiende o se afirma, sin probarlo, que se miente.
El enfoque de fanatismo y credulidad absoluta en todo lo que mandan las redes amlo, en particular falsedades que a un servidor le parecen obvias, solo es equivalente al fanatismo y la credulidad absoluta en todo lo que se recibe en las redes anti AMLO, sobre todo si viene de grupos religiosos de ultra derecha.
Así, los enfoques y la realidad que vive cada mexicano son diferentes. Algunos consideran a AMLO un ser impoluto, incapaz de hacer daño o de realizar cualquier acto de corrupción. Y ahora veo también e inicio de una deificación de Xóchitl Gálvez, y de algunos candidatos de oposición.
Tal parece que el mexicano en sus enfoques tiende a ser absoluto, o blanco o negro. Nada de poder observar toda la gama de grises.
Mientras tanto, México que podría recibir 70,000 millones de dólares anuales de inversión extranjera, se conforma con la reinversión de las utilidades de las empresas ya establecidas, y sobre todo, defiende y respeta la tradición que obliga a: No perder la oportunidad de perder una oportunidad. Gracias a la falta de energía eléctrica en el país, no podemos ofrecer una tierra fértil para las empresas que hoy se van a países que compiten con el nuestro por esas inversiones.
Todo parece indicar que estamos condenados a la mediocridad. Se reparte dinero, pero las carreteras cada día están peor, y algún día, ese dinero que hoy no se invirtió, tendrá que gastarse para reparar todo lo que en este sexenio se ha dejado en el olvido.
Pero, eso no importa. La deuda que deja el sexenio, no solo en dólares, sino en infraestructura deteriorada y los costos que habremos de pagar en el futuro, es algo que el mexicano común y corriente no toma en cuenta.
Lo único que importa es el hoy, y con suerte, el agradecer que el señor presidente le reparta dinero en efectivo a mucha gente, aunque no lo haga con los mexicanos en pobreza extrema.
Millones de enfoques, incluso de los que no quieren salir a votar, serán puestos a prueba el próximo dos de junio. Yo recomiendo salir a votar, pero cada quién es libre de hacer lo que guste.
Elbaldondecobian@gmail.com @jmcmex