Por Juan José Contreras Lara
¿EXISTE EL FAV?
Aunque muchos son los aspirantes a la candidatura a la gubernatura, de PAN, PRI y PRD, que hablan con mucha seguridad de él, yo no veo aún dónde está eso que llaman el Frente Amplio por Veracruz.
Se supone que igual que a nivel nacional, ese Frente integraría a la oposición en bloque para hacer frente al avasallador morenismo, pero eso sólo existe hasta el momento en la retórica desgastada de los mandamases de los partidos locales y contlapaches que los acompañan.
Lo que sí veo en cambio, es una constante pugna entre panistas y priístas para definir la postulación, con posturas recalcitrantes que distan mucho del buen ambiente que se requiere para concretar una alianza de verdad. Y hablo únicamente de PAN y PRI, en ese orden, porque el PRD ya no pasa de ser un simple membrete en Veracruz, sin presencia ni fuerza electoral real. Hasta hace dos décadas el perredismo era la segunda fuerza política en la entidad, ahora ha decaído tanto que puede estar en riesgo de perder el registro como partido.
Incluso suponiendo que los tres partidos eventualmente pudieran superar sus pugnas, las ambiciones desbordadas de los aspirantes y su tradicional práctica de mezquindad y traición, aún así será muy remoto que puedan triunfar en junio de 2024, simplemente porque francamente carecen de cuadros competitivos, ya que están muy lejos de la aspiración del electorado que quiere rostros nuevos y propuestas frescas, carismáticas, que no caigan en la práctica desgastada y vacía de siempre. Un perfil así, simplemente no lo veo, no existe y si existe, los ambiciosos vulgares de siempre, que controlan los liderazgos partidistas, están listos para sepultarlo.
El PAN, la segunda fuerza política estatal, como siempre confrontado entre los grupos que pelean su control. Son los apellidos que de sobra conocemos. Desgastados, con señalamientos graves en su contra, varios de ellos perdedores en contiendas pasadas, siguen pensando en ese partido como botín, como simple catapulta, pareciera que en sus filas fuera de los apellidos Rementería y Yunes, ya no hay más.
En el PRI el panorama está peor. A duras penas la tercera fuerza electoral estatal, de manera patética ha demostrado que no ha abandonado sus desgastadas prácticas. Quienes se sienten con posibilidades de ser candidatos ciertamente son muchos, pero si se aplicara una criba rigurosa, seguramente quedarían quizá dos o tres que valen la pena. Lo demás es oportunismo.
Y esos que aspiran pretenden posicionarse a través de campañas mediáticas, que les inventan cualidades que simplemente no existen. Abundan los portales y páginas digitales dedicadas al panegírico más descarado, que ciertamente ya no impacta a sus seguidores, pues no se la tragan, y que se han dedicado durante meses a posicionarlos, sin que logren impactar a la masa electora, cada día más escéptica y actualmente coptada en muchos niveles por el bombardeo tendencioso de la 4T.
En el PRI también pareciera que más allá de los otros Yunes, no tienen a nadie. Cuánta pobreza, caray. Se mencionan a muchos nombres en ese rejuego fútil de la especulación, pero muchos de ellos no tienen la mínima posibilidad, otros no tienen la más mínima intención de participar, pero se dejan querer y otros incluso sí quieren, pero no levantan la cabeza porque saben que su pasado los condena y la pueden perder, ya que pende sobre ellos la espada flamígera del presidente López y su muy selectiva lucha contra la corrupción.
Y del PRD, o de lo que queda de él, hay muy poco qué decir. No veo en sus exiguas filas a alguien que pudiera siquiera disputar la candidatura a los otros partidos. El único protagonismo y hasta eso, muy relativo, ha sido el de su liderazgo que aparece por ahí de vez en cuanto. Creo que el sol azteca ya está menguando en Veracruz y ve en el eventual FAV su tabla de salvación, aunque únicamente vaya de comparsa.
Por lo demás, los opositores han dedicado más energía a cerrarle el ojo a Dante Delgado Rannauro y su Movimiento Ciudadano, como si el 7 u 8 por ciento de la votación que eventualmente pudiera aportarles les asegurara el triunfo. Yo creo que francamente ni así.
No me queda duda de que la candidata de Morena será Rocío Nahle García, quien tampoco dudo que a lo largo de la campaña pueda sortear la guerra sucia y subsanar cualquier eventual carencia o deficiencia. Y si nos vamos a las encuestas serias y al sentido común, hablar de una diferencia de 60 por ciento de las preferencias, es brutal. El peor ciego es aquél que no quiere ver.
Por supuesto que todo puede pasar, pero a nivel local el surgimiento de una Xóchitl Gálvez, que por lo menos pudiera dar la batalla, no lo veo.
Aquí el punto importante es que, por si los interesados no se han dado cuenta, el tiempo y Morena le están jugando en contra a esos extraviados opositores. El partido en el poder ya está avanzado en su procedimiento interno para postular candidato, pronto aplicarán el procedimiento de encuesta que establece su convocatoria y en poco más de un mes tendrán candidato, que en este caso más bien será candidata.
Mientras los guindas, con raspones, desencuentros y todo lo que usted guste y mande, le aplica el acelerador al asunto, la oposición veracruzana sigue arañándose para definir quién irá a la cabeza. ¿Así cómo, pues, se pretende echar a Morena del poder estatal en 2024?
LA TRAGEDIA MIGRANTE
El permanente ruido mediático que genera el proceso de selección de candidatos para la elección del próximo año, hace que pasen a segundo plano temas que deberían generar la atención de la opinión pública nacional. Uno de ellos es, sin duda, la nueva crisis migratoria que se vive en el país, algo que es verdaderamente atroz.
Como sucede periódicamente, una oleada de miles de migrantes ha invadido México, procedentes tanto de Centroamérica, como de Cuba y Haití. En esta ocasión son tantos, que evidentemente han rebasado la capacidad gubernamental para hacerles frente, a tal grado que el presidente López, tan reacio a aparecer en reuniones internacionales, ha convocado a una reunión con cancilleres de diez países involucrados en el fenómeno.
Aunque el artículo 13 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos de la ONU establece que cualquier persona, independientemente de su condición, tiene derecho a migrar, la realidad matiza esto con ribetes de tragedia, porque ciertamente la gran mayoría de los migrantes no sufren persecución en su país como para sustentar su derecho al asilo y con ello caen en lo que se califica como “migración ilegal”, por mucho que las condiciones de miseria de las que huyen pudieran justificar su acción.
Esa tragedia que tiene amplias implicaciones convierte a las familias de migrantes en víctimas de todos, pues todos abusan de ellos. Aquí hay que incluir a “polleros”, integrantes del crimen organizado, policías, agentes de migración, elementos del ejército, funcionarios, etcétera.
Si bien Veracruz es sólo territorio de paso y son pocos los migrantes que deciden quedarse en la entidad, no hay que olvidar que por aquí pasa “La Bestia”, que seguirá siendo un medio muy socorrido de transporte para quienes arriesgan su vida para llegar al norte del país. Este éxodo continuará por más que se desplieguen cientos de elementos federales para impedirlo.
Los terribles episodios que hemos vivido en el centro del estado, cuando se han descubierto a cientos de migrantes en alguna de las muchas carreteras que lo cruzan, casi asfixiados y medio muertos, en las cajas de tráilers, de los que por cientos cruzan nuestro territorio todos los días, hacen que no seamos para nada ajenos a esa problemática.
El hecho de que en un solo día se reubicaran en “albergues” improvisados a más de ocho mil migrantes, pone en perspectiva la magnitud de un problema que hasta ahora intenta abordar en serio el régimen de la 4T.
En ese tema, como en muchos otros, el presidente López ha demostrado su permanente desprecio hacia el compromiso humanitario. Hábil para repartir culpas, su retórica no cambia. Culpa a todos los demás países de generar esta crisis que, si tuviera los arrestos suficientes, sería capaz de resolver por lo que hace al territorio nacional que es su responsabilidad. Se la lleva como siempre por la vía más fácil, ya que la repartición de culpas es una de sus especialidades.