TIERRA DE BABEL

Jorge Arturo Rodríguez                        


¿En quien va usted a creer?

 Aperitivo 1: Leí por ahí: “Nunca subestimes a un idiota, un día puede ser tu presidente”, o tu jefe. El acabose.

Aperitivo 2: “Si, como decía Kant, tratáramos a cada persona como un fin en sí mismo y no como meramente un medio, el mundo sería mejor”. Sara Barquinero. ¿Queda claro, querido México?

 

Creo que hay dos tipos de creencias: aquella creencia que engaña y la otra creencia que crea. Quizás esta última es la que impulsa la fe. O como escribió Leo Tolstoi: “No se vive sin la fe. La fe es el conocimiento del significado de la vida humana. La fe es la fuerza de la vida. Si el hombre vive es porque cree en algo.” Pero no quiero meterme en una camisa de fuerza, cual loco enloquecido en un mundo que no se da cuenta ni pa’ donde va, porque lo que importa es esa ligereza de banalidad, embarrada de ansias de dinero, poder, vanagloria y etcétera.

Un amigo me dijo que preguntara a la gente si le gusta el dinero, y seguro que no encontrarás a ninguna persona que no le guste el dinero. Y sí, el dinero no lo es todo, pero ayuda. Para no hablar de la locura que provoca el poder. ¡Ay de mí!

            Resulta que ahora -¿quién nos metió esa malignidad?- nos es más cómodo vivir o sobrevivir con eso de “Basta ya de realidades, queremos promesas”. Nos gusta que nos mientan. Que sigan la pobreza y la ignorancia, no olviden que representan votos, significan mantener a un país en paz. Hasta que el cansancio, el hartazgo supremo nos ahogue y entonces sí, a despertar. Mientras, que no me vengan con cuentos; cuéntame mejor una de vaqueros; son puros cuentos…

            Alejandro Jodorowsky escribió que muchos se comportan como un parásito del mundo, devorando los frutos ajenos, sin sembrar nunca. Me quedo con Ana María Matute: “El mundo hay que fabricárselo uno mismo, hay que crear peldaños que te suban, que te saquen del pozo. Hay que inventar la vida porque acaba siendo verdad.”

            Vaya, ¿a quién va usted a creer, a mí o a sus propios ojos?, dijera Groucho Marx. Si gusta de creérsela, nadie tiene el derecho de prohibírselo, pero piénsesela tantito cuando le pregunto: ¿Qué le dijo un policía pollo a otro policía pollo? Necesitamos apoyo”. O lo que es lo mismo o parecido o cruelmente diferente: ¿Cuál es el día más maravilloso de la historia? Hoy.

Los días y los temas

No entiendo, no comprendo. Por un lado, migrantes en la “Caravana de Jesucristo”; por el otro, el recorrido de la Reliquia de San Judas Tadeo. Que alguien me lo explique.

            Creo que a fin de cuentas todo es un chiste, comentó Charles Chaplin.

De cinismo y anexas

Bueno, ahí les va.

 

            “Va pasando la primavera y aún no ha caído una sola gota. El cura del pueblo tiene la feliz ocurrencia de convocar a todos a una rogativa para pedir la lluvia. Están todos reunidos en el templo y el cura, compungido, no puede por menos que lamentarse:

-¡Ah, hombres de poca fe! Estamos reunidos para rogar que llueva y ninguno de vosotros ha traído el paraguas.”

 

***

            “Un psicópata se acerca al confesonario.

            -Padre, ¡confieso que soy capaz de matar a cualquiera que no piense como yo!

            -Pero vamos a ver, hijo, ¿tú crees en Dios?

            -Yo no, ¿y usted?

            -¿Yo?… para nada, para nada.”

Hasta la próxima.

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