BARRA LIBRE.
Alfredo Quezada Hernández.
MARCELO RUIZ Y SU MEMBRETE.
El hijo de Armando, no entiende, no sale de su burbuja y se la toma muy en serio.
El entenado político de Jorge Carvallo, sin mayor liderazgo, intenta vestirse de luces y se la va a la yugular a los Yunes azules. Como buena marioneta que es, el vástago del ex alcalde priista solo repite lo que oye, no tiene poder de decisión, en el negocio que regentea en tierras veracruzanas únicamente es una figura decorativa y todo por esa coletita que porta. Pero hasta ahí.
Al ex mozo de espadas de Carvallo Delfín se le conoce más por su docilidad qué por el trabajo a favor del negocio que regentea, aptitud qué le ha dejado muy buenos dividendos, lo que le permite llevar una vida de jeque.
Al dirigente, más no líder del partido del tucán, no le queda de otra que seguir siendo el arlequín, un comediante metido a político.
El instituto político que representa siempre ha sido un partido satélite, un membrete que se ha prestado al juego para legitimar al partido mayoritario, claro siempre sacando jugosas ganancias políticas para unos cuantos.
El Partido Verde Ecologista de México siempre ha servido de escalón para que otro instituto político arribe al poder.
Ahora de la mano con los morenos ya tiene en la bolsa varias posiciones en San Lázaro, pero aquí en la aldea veracruzana el hijo del priista en breve habrá de aposentar sus escurridos glúteos en un cómodo sillón de la sede legislativa.
Seguramente Carlos Marcelo, allí en la esquina de Lázaro Cárdenas y Encanto, habrá de mostrar sus aptitudes para levantar el dedo y cobrar la dieta.
Eso es lo suyo
Provecho.
Por cierto, cada día crece más el rumor referente a la intervención del tal Carlos Marcelo, ante la gobernadora electa, buscando un espacio para su inventor, para el mexiquense, Jorge Carvallo Delfín.
No olvidemos que el entenado político de Fidel Herrera es quien protegió al ahora dirigente ecologista, él le dio poder y fama.
Ahora le toca al hijo del priista, ser recíproco.
Mucho cuidado debe tener Norma Rocío, el mexiquense es alevoso y gandalla.
La inclinación a la deslealtad eso lo suyo.
Cuidado.