BARRA LIBRE.
Alfredo Quezada Hernández.
LOS QUE SUEÑAN CON LA FISCALÍA.
Son varios los que aspiran a relevar a Hernández Giadáns.
Vaya, hasta el alcalde de Coatzacoalcos, se dice, ya alzó la mano en señal de querencia. Los cercanos a él lo ubican como el mero mero y todo por ser sureño. Vaya usted a saber.
Aquí en la capital quien sueña con ese sillón es David Agustín Jiménez Rojas.
Sí, el actual dueño del Instituto Veracruzano de Acceso a la Información (IVAI), un tipo que siempre presumió gozar de la protección de Eric Cisneros Burgos.
En los cafés se menciona cómo el bueno y hasta se habla que ya está palomeado, que ya tiene visto bueno, lo que, sin lugar a dudas, es una total falta de respeto hacia la gobernadora electa, Rocío Nahle.
Es tanta su desesperación que, al parecer, anda visitando dueños de medios de comunicación para decirles que relevará a Verónica Hernández.
David Agustín, el entenado político de Cisneros Burgos, tiene todo listo y, se dice, que está usando el dinero del IVAI para sus absurdos y perversos fines, billetes qué puede ser de los salarios de trabajadores y hasta de su indemnización laboral.
Jiménez Rojas anda suelto, presumiendo su principal logro como director de Patrimonio de donde salió mal, pues al parecer fue denunciado por despojo de tierras, como representante de Morena ante el OPLE sólo calentaba la silla, levantaba el dedo obedeciendo ciegamente las instrucciones del entonces titular de la Segob, el tal Eric Cisneros, su padrino político.
Y como titular del IVAI sólo ha hecho el ridículo, desde su llegada se ha empeñado en desaparecerlo, espacio donde lo que menos existe es transparencia.
Ya se imaginó usted a este metrosexual comandando tan importante organismo impartidor de justicia, de llegar sólo sería únicamente para seguir obedeciendo a Eric Cisneros Burgos.
Pobre justicia.
Esto apenas comienza.
Provecho.
YUNES MÁRQUEZ NO, YUNES LINARES SÍ.
Todo indica que el vástago habrá de pedir licencia al senado para que sea su progenitor, el ex mini gobernador, el que asuma la responsabilidad de votar a favor de la reforma judicial y así convertirse en el traidor.
Ya veremos los agarrones que habrá de protagonizar el choleño, como también veremos si sus compañeros de bancada se le habrán de parar de manos.
Aquí se cierre el episodio de las órdenes de aprehensión, esos tiempos de andarse escondiendo y fingir enfermedades.
Y de nuevo se repite aquella máxima popular qué reza así «al pueblo circo, maroma y teatro».
Más cinismo imposible.