LA INGRATITUD DEL CHEBO.

BARRA LIBRE.

Alfredo Quezada Hernández.

LA INGRATITUD DEL CHEBO.

No cabe duda que el poder atonta a los inteligentes y a los tontos los vuelve locos.

Le cuento.

Quien anda fuera de control, pero sobre todo salió bastante desobediente, es el alcalde de Tatahuicapan, un tal Eusebio González Hernández, si ese que ahora ha perdido el sano juicio y cree tener agarrado al Ser Supremo de los tompiates.

Tan pronto lo ha traicionado su mentecita qué ya olvidó que llegó a la alcaldía de Tatahuicapan, gracias al legendario líder de la sierra de Soteapan Esteban Bautista, quien fuera alcalde del municipio más alto de la Sierra, San Pedro Soteapan, diputado federal, y ahora diputado local electo por el distrito de Cosoleacaque y también ya virtual Coordinador de Morena y Presidente de la Junta de Coordinación Política de la próxima legislatura local.

Se sabe que bastante decepcionado se encuentra Bautista Hernández luego de ver como su protegido saco las uñas y nada ni nadie lo puede detener, para lucrar con la presa Yuribia, la cual es la principal fuente de abastecimiento de tan vital líquido de los municipios de Coatzacoalcos y Minatitlán. Es un secreto a voces que el tal Chebo obliga a los pobladores de Tatahuicapan a mantener tomada las instalaciones de la presa a no dejar ni una sola gota ni si no son cumplidos sus caprichos.

Es tanta la cerrazón del tal Eusebio González ni al propio hijo de Atanasio se ha dignado a respetar, le ha valido madre su investidura y, en abierto, lo ha retado.

Tienen razón los paisanos de Bautista Hernández, cuando precisan qué aquí se cumplió aquella máxima popular que reza así «cría cuervos y te sacaran los ojos».

Quizá el tal Chebo olvida que aún le falta un año de labores, doce meses donde habrá de estar bajo la lupa.

Provecho.

EN CATEMACO.

Administraciones van y administraciones vienen y la tierra de los brujos continúa sumida en el abandono, en el valemadrismo y el saqueo.

La población sufre los estragos de la ambición desmedida de sus presidentes municipales, de esa gente que no tiene llenadera y que sólo ve la alcaldía como un trampolín para abandonar la pobreza, como escalón para pertenecer a la alta sociedad, como una puerta para dejar de engullir bolillos duros, ablandados con chiles en vinagre, aderezados con retazos de jamón.

Las fuerzas vivas de Catemaco, los sectores productivos y los jóvenes demandan qué las próximas autoridades municipales sean encabezadas por alguien que traiga propuestas con ideas frescas, con proyectos que se aterricen y con resultados tangibles.

En las congregaciones ya están hasta la madre de la simulación y el engaño, del vacile y de la agarradera de tonto.

Ya están urgidos por salir de ese marasmo en que se encuentran.

El próximo año, una vez llegada la hora, en esta próspera comarca el partido en el poder sólo tendrá de dos sopas, se presta a más de lo mismo o fija la óptica en una persona con visión de futuro, con el perfil adecuado y con sensibilidad para fortalecer el tejido social tan depauperado por el pésimo manejo del dinero público.

No es producto de la casualidad que ya por allí se mencione el nombre de Cynthia Brizuela, una profesional del derecho y también licenciada en Administración de Empresas Turísticas, sector que tanta vida la da a Catemaco. Sí esa industria sin chimeneas de la cual cientos de familias han salido adelante.

La población tiene la palabra, es tiempo de las mujeres.

Claro que sí.

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