Por Mussio Cárdenas Arellano
Coito político entre Morena y el Partido Verde, la falsa pureza y la corrupción que la izquierda decía combatir
Rocío Nahle le alza la mano al hijo de Fidel. Y Manuel Huerta lo festina.
Y al morenismo veracruzano se le enfría la sangre viendo que el fidelismo ahora es aliado de la zacatecana.
Y Rocío Nahle sonríe. Y luego ríe. Afianza su mano con la de Javier Herrera Borunda, mandamás del Partido Verde en Veracruz, priista aunque se disfrace de ecologista trasnochado.
Y en el rostro de Manuel Huerta se produce una mueca, sonrisa forzada, porque ahora Morena se tiene que montar en las ancas de Fidel.
Es un coito político. Se aparean la pureza y la puerqueza. O la falsa pureza morenista con los rescoldos de la corrupción fidelista.
Es un orgasmo político. Ojo, político. Es el disfrute de los falsos transformadores con la escoria priista, el fidelismo que representa Javier Herrera que inició el saqueo descomunal a Veracruz.
Coito político es placer político. Habría que echar a andar la terca memoria para invocar cuando el entonces perredismo, hoy morenismo, tildaba a Fidel Herrera de hampón, cacique, autoritario, Z1 porque ello de la irrupción de Los Zetas en Veracruz adueñándose del mercado de drogas y construyendo su santuario de impunidad, detonando al espiral de violencia y barbarie que hoy, ya con el inútil Cuitláhuac García como rata de palacio, ha llevado al escenario de los cuerpos mutilados, congelados en hieleras, sacudiendo a los veracruzanos y a México entero.
La terca memoria registra la lucha de Nahle contra Odebrecht, el proyecto Etileno XXI asentado en Nanchital y Coatzacoalcos, que cuajara cuando Fidel Herrera era gobernador y la firma brasileña se agandallaba el etano con precio preferencial.
La terca memoria tiene claro cuánto luchaban Manuel Huerta, Fidel Robles Guadarrama, Memo Rodríguez Curiel y muchos más contra el fidelismo depredador.
Y hoy, Rocío Nahle, la zacatecana, le alza la mano a Javier Herrera, el hijo de Fidel.
Así son los coitos políticos. Así son.
#archivomuerto