Por Efraín Hernández
Juan Martínez y el informe del tropiezo: un reflejo de su administración
El tercer informe de gobierno del presidente municipal de Córdoba, Juan Martínez Flores, dejó un sabor amargo entre los asistentes, no solo por el contenido, sino por la desastrosa organización que opacó cualquier mensaje que el edil intentara transmitir. Desde el inicio, el evento estuvo plagado de fallas técnicas y logísticas que exhibieron nuevamente la falta de coordinación y profesionalismo, en gran parte atribuida a Rafael Elías Gómez, encargado de la agencia Central Córdoba Noticias, responsables de la producción del informe de labores.
Problemas como un micrófono sin batería, un discurso entrecortado y el bochornoso tropiezo del alcalde con el cableado se convirtieron en la imagen principal de un acto que debería haber proyectado seriedad y compromiso con la ciudadanía. No obstante, lo más destacable fue la notoria ausencia de representantes de colonias y comunidades, lo que refleja un claro desinterés o inconformidad de la población hacia una administración que ha incumplido múltiples promesas.
Por si fuera poco, las protestas no tardaron en hacerse presentes durante el evento. Desde motociclistas interrumpiendo con el ruido de sus motores hasta ciudadanos exigiendo la construcción del hospital de cancerología, las manifestaciones evidenciaron el creciente malestar social en la región. La reacción del presidente municipal dejó mucho que desear: abandonó el lugar sin saludar a los asistentes ni posar para fotografías, dejando en claro que el poder no está realmente en sus manos y que su gestión ha sido dominada por otros intereses.
Otro aspecto llamativo fue la ausencia de la regidora panista Leticia Luz, un hecho que no pasó desapercibido. En un acto de esta relevancia, su inasistencia refuerza la percepción de divisiones dentro del gobierno municipal.
Por otro lado, figuras políticas como los diputados Igor Rojí y Juan Tress Zilli, así como el alcalde de Fortín, Gerardo Rosales, quien ha sido señalado por actos de corrupción, aprovecharon para mostrarse ante la prensa. En contraste con Martínez Flores, ellos enviaron un mensaje navideño y se mostraron más cercanos con los medios.
Lejos de ser un informe de gobierno, el evento se convirtió en una radiografía de una administración que se tambalea bajo el peso de sus propios errores. Juan Martínez Flores parece encaminado a cerrar su mandato con más cuestionamientos que logros, y este informe será recordado no por lo que dijo, sino por lo que dejó al descubierto: la desconexión con la ciudadanía.
Finalmente, el equipo de Comunicación Social, encabezado por Karla Aquino Silvestre y Mayra Jhennifer Ochoa Renaud, poco tuvo que ver en los errores del evento. A pesar de las adversidades, ambas realizaron su labor de la mejor manera posible, aunque las decisiones clave recayeron en el alcalde, quien optó por ignorar sus recomendaciones. Al término del evento, fue Jhennifer Ochoa quien organizó el traslado de algunos funcionarios al Hotel HB, donde se llevó a cabo un convivio que, más que celebrar un informe, parecía tratar de minimizar un desastroso acto público.