Una Institución en Decadencia
Retomando parte de la columna de Nido de Víboras de Kukulkan del Portal hermano, Luces del Siglo del Estado de Quintana Roo, donde se hace referencia de tiempos anteriores al actual mando de la Fiscalía General de Quintana Roo, cuando lo que esta dependencia de procuración de justicia era todo menos una institución de justicia y más una guarida de bandidos. Antes de la llegada del Fiscal actual Raciel López Salazar, esta dependencia operaba con la eficiencia y ética de una película de mafiosos de bajo presupuesto. La “fiscalía” no procuraba justicia; la desviaba, la vendía y, a menudo, la asesinaba en un callejón oscuro. La impunidad campeaba a sus anchas y, la incidencia de delitos del fuero común, desbordaba alarmante.
El Auge de la Impunidad
Donde Los encargados de impartir justicia parecían más interesados en proteger a los delincuentes que en perseguirlos. La corrupción estaba tan arraigada que cualquier intento de justicia era rápidamente sofocado. Los ciudadanos de Quintana Roo vivían en un estado sombrío de constante inseguridad, sabiendo que aquellos que debían protegerlos eran los mismos que, frívolamente, facilitaban el crimen.
La Llegada de Raciel López Salazar
Sin embargo, la llegada de Raciel López Salazar. Asumiendo el mando de la Fiscalía General del Estado, con la responsabilidad y su característica personal de hacer lo correcto,a un año de su gestión, se ha dedicado a limpiar la casa. De acuerdo con el propio Fiscal General, se han despedido a 258 empleados, entre fiscales, policías ministeriales, peritos y trabajadores en general. Esta purga no es mera cifra decorativa; en tres casos, se abrieron carpetas de investigación por presuntos delitos y se realizaron 515 rotaciones de personal para evitar conductas irregulares.
Un Cambio Necesario
Porque cuando tu casa es un nido de víboras, no basta con cambiar las sábanas o sacudir el polvo; hay que fumigar. La transformación actual de la Fiscalía General de Quintana Roo, bajo el mando y liderazgo de Raciel López Salazar es un claro ejemplo de cómo una gestión comprometida puede empezar a revertir años de corrupción e impunidad. La lucha está lejos de terminar, pero los primeros pasos ya se han dado, marcando un cambio necesario en la búsqueda de justicia y paz social para todos los quintanarroenses.
Finaliza Kukulkan su columna exponiendo con certeza y buenos deseos, que mientras la Fiscalía de Quintana Roo intenta sacudirse su oscura herencia y volver a ser una Institución de Justicia, los ciudadanos sólo podemos esperar que Raciel López Salazar, no se convierta en otro nombre más en la larga lista de desilusiones, lo que, a la luz de los hechos, parece ser un panorama que muy pronto se desvanecerá, dejando al descubierto una Fiscalía General renovada y comprometida con la ciudadanía que tanto la anhela.
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