José Miguel Cobián
Una y otra vez, he escuchado a distinguidos miembros de la oposición afirmar que ¨Los Estados Unidos le van a poner un Hasta Aquí al gobierno de México¨. Ese presunto llamado de atención no ha llegado y probablemente no llegará. Las razones son tan obvias y sencillas que muchos analistas las han perdido de vista.
Hoy el país más importante para la próxima elección presidencial de noviembre en los Estados Unidos es precisamente México, y por ello, los americanos cuidan la relación con el gobierno de México, como jamás lo habíamos visto.
Hace unos días, el embajador Ken Salazar elevó la voz en contra de la reforma judicial ya aprobada en el congreso de la unión, y al día siguiente vimos algo insólito en la historia de la relación de ambos países, el embajador reculó, y realizó declaraciones que derramaban miel y amor.
¿Cuál es la debilidad de la primera potencia mundial ante México? ¿Cómo es posible que quién en unas horas nos puede cortar el suministro de gas natural y apagar medio México, o en su caso, exponernos a una hambruna cerrando las exportaciones de maíz, hoy ceda ante su débil vecino?
Yo encuentro dos explicaciones en los problemas de política interna de nuestro vecino. La primera es el gran escándalo que han realizado sus congresistas debido a la enorme cantidad de muertes por uso y abuso de fentanilo, y la otra, es el gran escándalo por la migración ilegal. Ambos temas han sido explotados por los republicanos y principalmente por su candidado, el ex presidente Donald Trump. Al grado que en el único debate con Kamala, el propio Trump afirmó que migrantes venezolanos se comen a perros y gatos en Springfield Ohio, lo cual aclaró uno de los moderadores que es falso.
Hoy, por increíble que parezca, el destino de los norteamericanos depende de acciones del gobierno mexicano. Por ejemplo, si el gobierno mexicano decidiera apoyar a Trump, dejaría que se inundara de fentanilo su país. También apoyaría discretamente el paso de migrantes, para que la frontera sur de Estados Unidos se viera saturada y amenazada por hordas de migrantes. Ambas acciones, tendrían el efecto de darle la razón a Trump y a los republicanos sobre el peligro que representa una débil administración demócrata, que no ha sabido enfrentar esos problemas, exacerbados en vísperas de la elección.
Por el contrario, si el gobierno mexicano decidiera apoyar a la vicepresidenta Harris, harían exactamente lo contrario, reducir por cualquier medio el tráfico de fentanilo y de migrantes hacia la frontera norte.
La primera pregunta que surge, es ¿Cuál es la razón por la cual no se ha hecho lo uno ni lo otro? La respuesta considero que es muy simple, el equipo de Claudia está esperando resultados de la negociación con los equipos de los dos aspirantes a la presidencia, para saber quién da más, y tomar la decisión sobre seguir neutral, o participar sutilmente tomando una o ambas acciones en favor de uno u otro.
La siguiente pregunta que surge, es ¿Con cuál de los dos aspirantes le conviene más un acuerdo a la próxima presidenta de México? Muchos analistas afirman que hay afinidad entre AMLO y Trump, lo cual facilitaría la comunicación entre Trump y Claudia, pero el problema principal que tiene Trump es que requiere ser halagado todo el tiempo, para tenerlo tranquilo y que no tome medidas contra México. Sin embargo, al no ser un político profesional ni un hombre de estado, tiene el defecto de cambiar de opinión frecuentemente, así que un acuerdo hoy podría no ser respetado mañana. Recordemos cómo a pesar de los esfuerzos de AMLO por hacerlo quedar y bien y apoyarlo durante su campaña contra Clinton, el presidente Trump amenazó a México con elevar brutalmente aranceles de ciertos productos mexicanos, si el gobierno no aceptaba ser su border patrol en el sur de México. Lo único que pudo hacer AMLO para apaciguarlo, fue acatar la instrucción al pie de la letra, y aceptar las burlas de haberse convertido en el presidente del gobierno que más rápido se ha doblegado ante Trump.
Por el contrario, Kamala Harris es una política profesional, que tiene como ventajas, primero que nada, su actuación en reciente debate, dónde dejó muy claro que ella es la adulta en la habitación, mientras que el niño caprichudo es Trump. Por otra parte, con un político profesional sí es posible negociar, ya que precisamente por ser profesionales, cumplen con su palabra, y honran sus acuerdos.
Si yo fuera consejero de la próxima presidenta de México, le sugeriría llegar a acuerdos beneficiosos para México y para su gobierno, con Kamala y apoyarla frenando la migración de aquí al primer martes de noviembre, así como acordar con los exportadores de fentanilo, que reduzcan sus envíos radicalmente, cuando menos durante el período previo a la elección. Y si no hubiera posibilidad de acordar con dichos productores, buscaría acotarlos de manera radical para lograr el mismo objetivo.
Pocas veces en los últimos 50 años, México ha tenido un as (o dos) bajo la manga, para poder negociar una mejor posición para el país en los próximos cuatro años. Recordemos que tenemos baja en la calificación que nos dan las calificadoras más importantes del mundo, y que en 2026 viene una revisión del tratado de Libre Comercio, tan importante para nuestra economía, por ello, es momento de que Claudia deje de lado un poco lo interno y los problemas que está causando AMLO, para mirar hacia el futuro y posicionarse un poco mejor en un principio de gobierno que pareciera será muy turbulento.
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