BARRA LIBRE.
Alfredo Quezada Hernández.
EL HIJO DE ATANASIO SIN SALIDA.
La orden su cumplió.
Tal y como está previsto, la gente del morenito de la cuenca deja el gabinete que mal encabeza el hijo de Atanasio.
Esta vez fueron tres incondicionales del bajacaliforniano a los que corrieron. La tercia de monosabios de Eric Cisneros se va como las chachas. Sin lugar a dudas que la salida de todos ellos es contra la voluntad del hijo de Atanasio, la orden viene desde el escritorio principal de palacio nacional, allí donde el solterón ya no es bien visto.
Sus caprichos, pero sobre todo su valemadrismo le pueden costar su libertad y al partido que lo llevó al poder le puede costar la gobernatura. Las consecuencias ahora las está viviendo, en carne propia, la candidata Rocío Nahle, de allí que el tabasqueño le haya perdido el cariño al hijo de Atanasio. Sí, tiene rato que el macuspano ya le perdió el amor al solterón y todo es debido al valemadrismo con que llevó su administración. Por cierto, se dice que hasta la senadora qué presentó al hijo de Atanasio ante el macuspano ya le tiene tirria y todo debido a que ya ni las llamadas le contesta. Usted les cree, nosotros también.
Pero lo que viene esta aún más pesado y más complejo. Cuentan los que saben que la próxima en salir es la fiscal, Verónica Hernández Giadáns, sí, la misma que se sacó la rifa del tigre. La renuncia de la tuxtleca ya está elaborada sólo que aquí interviene la Legislatura y eso demora más el asunto, ese es el alfiler que sostiene a la damita, pero de que en breve se va, ni lo dude. Muy difícilmente Verónica Hernández habrá de sacar el primer semestre de la próxima administración estatal.
Por lo mientras el hijo de Atanasio anda nervioso, trastabilla hasta para hablar ya que sólo él sabe el peso de la loza que carga sobre su enquencle espinazo. Por lo mientras cada día que pasa crece más la versión referente a que el hijo de Atanasio podría ser un huésped distingo de Pacho Nuevo.
Cuidado, el dos de junio será desicivo, el expediente existe y el enojo, por no decir encabronamiento, también.
Más le valdría que ganará el peroteño, pero, para su desgracia, no será así. Eso ni soñarlo.
Provecho.