Jorge Arturo Rodríguez
El hoy que construimos
Aperitivo: “Consideremos la forma en que pasamos nuestras vidas”. (Henry David Thoreau). ¿Y cómo pasa su vida? ¿Nomás milando?
A pesar de lo que afirma el cineasta y productor Edgar San Juan, que en México “parece que entre más corrupto seas, más lejos puedes llegar”, y de lo que sostiene Martin Scorsese: “Uno sabe cómo es su país por cómo trata a los pobres y los enfermos, estamos en tiempos difíciles”, creo firmemente aún en el futuro presente, en el pasado futuro, en el pasado presente, en el hoy que construimos.
Voy a creer en la palabra de nuestra Presidenta Claudia Sheinbaum: “Nuestro país está en un muy buen momento de desarrollo y estabilidad económica, muestra de ello es la fortaleza del peso. El modelo de la Cuarta Transformación funciona con Humanismo Mexicano y Economía Moral.” Así sea.
Voy a creer en la palabra de la próxima Gobernadora Rocío Nahle: “Las y los veracruzanos estamos unidos para enfrentar los retos que se presentan, por eso seguimos adelante con la misma pasión y dedicación con la que enfrentamos desafíos y celebramos logros que reflejan nuestro esfuerzo y compromiso. ¡Vamos a seguir trabajando con resultados!” Eso, eso, eso: resultados positivos, resultados para los más necesitados, resultados para los enfermos, resultados para todo nuestro Veracruz.
La escuchamos Rocío Nahle: “¡No les voy a fallar!”
Pero eso sí, creo en México.
Los días y los temas
No soy proclive a la lectura de libros de autoayuda, quizás porque no me gusta enfrascarme en una preocupación, sino en montones de interrogantes que de sobra sé que no tienen respuestas, tanto las preguntas venidas de afuera como las que incursionan en mi interior cual demonios al acecho.
Un día -de esos días que no deseas nadita de nada saber nada del mundo ni de ti mismo-, me adentré en un centro comercial pa’ sentir lo que sienten los demás que nomás van a “bobear” y no compran nada; digo, un día me encontré en la sección de libros, ¡pos dónde más!”, con el título Relájate un chingo, de Sarah Knight.
Como era uno de esos días en los que no tienes ni un pinche quinto -son los días más frecuentes, al menos para mí-, me detuve y entretuve con el mencionado libro, para relajarme un poco, y como un ladrón de libros que no lo fui, sino como un ladrón actualizado, escaneé unas cuantas páginas y las leí luego, en la comodidad pública de un parque donde abundan vendedores ambulantes, limosneros, pordioseros, vagabundos, menesterosos, indigentes -que no es lo mismo, pero es igual-, creídos y soberbios, personas autoproclamadas cultas, familias adorablemente antipáticas, nada empáticas, dulce vivir de la niñez corriendo, gritando y sonriendo, pájaros en su canto, un sol sublime, allá en la calle el ruido ruidoso del tráfico vehicular y de pláticas insustanciales aderezadas de sonrisas y carcajadas diplomáticas prontas a la hipocresías…
En fin, que autoayuda no necesito, pero Sarah Knight dice en la Introducción del libro: “Me gustaría comenzar con algunas preguntas:” Uta suerte, empieza amargando la vida con preguntas. En fin, ella continúa: “¿Cuánto tiempo pasas preocupándote por algo que ni siquiera ha sucedido todavía? ¿Y cuántas horas has perdido trastornado por algo que ya sucedió (o evadiéndolo, dado que un pánico silencioso infesta tu alma), en lugar de tan solo lidiar con ello?”
Estaba pasándola bien chévere, chingón, antes de estas preguntas tan profundas y ahora heme aquí, martillando mi mente enloquecida de despreocupaciones -si esto es posible- y pronto al suicidio, al menos imaginario. Pero en el capítulo “La mierda sucede” leo: “Vaya que sucede. Y cuando pienso en toda la mierda que podría o probablemente me pasará un día cualquiera, recuerdo la letra de una canción escrita por un genio musical y gangsta espiritual, ya fallecido: el único e inconfundible Prince (q.e.p.d.): “Queridos amigos, estamos reunidos hoy en este lugar para superar esta cosa llamada vida”.
Entonces me animé y no compré el libro, desde luego, sino que me lamenté de tanto lamento. Maldita sea, me dije, y me pregunté qué fue primero el huevo o la gallina, a lo cual un estudio científico afirma que fue el huevo. Ta güeno. El chiste es lidiar con la cuadratura del círculo, porque si no, nomás no estamos contentos. Como preguntan expertos: ¿la inteligencia artificial podría llevar a la extinción de la humanidad?
Yo con el dramaturgo Juan Claudio Retes Campesino: “La vida es un gran teatro y nos metemos en el drama y nos encanta vivir en el drama en esta vida, que llamamos real”. Y me quedo con el poema “En tus ojos”, de Delmira Agustini:
“¿Sabes todas las cosas palpitantes,
inanimadas, claras, tenebrosas,
dulces, horrendas, juntas o distantes,
que pueden ser tus ojos?… Tantas cosas”.
De cinismo y anexas
Escribió Haruki Murakami: “No podemos quedarnos sentados mirando nuestras heridas para siempre”.
Hasta la próxima.